domingo, 28 de septiembre de 2014

Capítulo 10: El tiempo que pasa

Capítulo 10: El tiempo que pasa

15 días después

Sandra salió de su casa a tirar la basura y descubrió que alguien se estaba mudando al antiguo chalet de Ana. Corriendo avisó a Raquel y Pablo.

Los tres se dirigieron a la casa junto con varios habitantes del pueblo.

-Hola-dijo un hombre-, soy Raúl vuestro nuevo vecino. Ésta es Margarita, mi mujer.

Una mujer de unos 44 años salió desde la casa saludando.

-Y mi hija supongo que estará en la habitación-dijo Raúl-, se llama Nuria.

Raquel, Sandra y Pablo se desviaron de la multitud y fueron a un lugar a solas.

-Esta noche vamos a ir-dijo Raquel.

-No-dijo Sandra-, Toni dijo que no le molestásemos mientras investigaba el símbolo.

-Ya-dijo Raquel-, pero ya han pasado 15 días y no tenemos noticias de él. Tengo que saber si está bien, si no venís conmigo iré sola.

-Yo te acompaño-dijo Pablo.

-Gracias-le dijo Raquel devolviéndole la sonrisa.

Eran las 21:00 de la noche cuando llamaron a casa de Raquel. Enrique abrió. Era Raúl con su familia.

-Buenas noches-dijo Raúl-, ¿os pillo cenando?

-No-dijo Enrique.

-Era por si queríais cenar con nosotros-dijo Raúl-, para conocernos todos un poco.

-Si queréis podéis pasar a cenar-dijo Tania-, tengo comida de sobra.

-Será un placer-dijo Raúl.

Al rato, Raquel tenía todo preparado para ir a ver si Toni estaba bien. Bajó las escaleras y se dirigió al salón. Vio a una chica de su edad más o menos.

-¿Tú quien eres?-dijo Raquel.

-¿Y a ti que te importa?-dijo ella-, ¿me meto en tu vida?

-Pues sí porque estás en mi casa-dijo Raquel.

-Soy Nuria, tu nueva vecina.

-Ah, hola-dijo Raquel-, disculpa pero me tengo que ir.

Raquel salió del salón y después de la casa. Fue a la orilla: Pablo ya estaba allí.

-¿Al final no viene Sandra?-dijo Raquel.

-No-dijo Pablo-, no he podido convencerla.

-Ok-dijo Raquel-, vamos.

Los dos se pusieron en camino mientras Nuria los seguía.

Tania terminó de cenar y salio de la casa: había quedado con Andrés. Los dos volvieron a disfrutar de nuevo sin volver a pensar en lo que estaban haciendo. En ese momento apareció Margarita.

-Uy-dijo ella yéndose-, perdonad.

-¡Mierda!-dijo Tania-, sabía que alguien nos tenía que pillar.

-Tenemos que terminar con esto Tania-dijo Andrés.

-Es que pasa algo-dijo Tania.

-¿El qué?-dijo Andrés.

-Estoy embrazada-dijo Tania-, de ti.

Raquel y Pablo entraron en ese momento al túnel. Raquel se paró.

-¿Qué pasa?-dijo Pablo.

-Llevo un rato notando que alguien nos está siguiendo-dijo Raquel.

-No será nada-dijo Pablo-, vamos.

Los dos siguieron andado mientras Nuria entraba en el túnel. Raquel y Pablo llegaron a la trampilla y entraron en la habitación: estaba desierta.

-¿Dónde estará?-dijo Raquel.

En ese momento Toni entró asustado por la trampilla.

-Chicos-dijo Toni-, hay alguien en el túnel.


Los tres se quedaron alucinados cuando Nuria entró por la trampilla.



domingo, 21 de septiembre de 2014

Capítulo 9: La pista de Ana

Capítulo 9: La pista de Ana

Raquel, Pablo y Sandra continuaron andando hasta que llegaron a la puerta. Sandra se sacó ese pendiente con forma de F y abrió la roca.

Raquel encendió su linterna y comenzó a bajar las escaleras. Pablo y Sandra la siguieron.

Era un túnel muy oscuro. Parecía como si tuviese cientos de años. Al rato…

-Mirad-dijo Sandra señalando a la pared-, sangre.

-¿Será de Ana?-dijo Raquel.

Raquel no puedo soportar lo que tuvo que pasar Ana, y abrazó a Pablo mientras unas lágrimas caían por su cara. En ese momento miró a Pablo y recordó lo que le había dicho la noche en la que murió Ana.

Cuando fue a besarle un golpe sonó: alguien había cerrado la puerta del túnel.

-¿Y ahora qué hacemos?-dijo Sandra.

-¡Hacia delante!-dijo Pablo-, ¡corred!

Los tres comenzaron a correr antes de que, lo que los había encerrado los matase.

Tania entró en casa. Se sentó en el sillón del salón. Enrique estaba durmiendo. Ella no sabía lo que estaba haciendo. ¿Qué hacia tonteando con Andrés teniendo una familia? Algo sentía que jamás había sentido.

Sandra se paró.

-Creo que ya no nos siguen-dijo Pablo.

-¿Qué es esto?-dijo Raquel.

Los tres se quedaron observando una especie de escrito que había en la pared: “se llamaba Ni…”. No ponía nada más.

-¿Se llamaba “Ni”?-dijo Pablo-, ¿Qué significa?

-Creo que se refiere a alguien-dijo Raquel-, a una persona.

En ese momento volvieron a oír el mismo ruido. Los tres volvieron a correr de nuevo. Llegaron a unas nuevas escaleras que subieron hasta que llegaron a una trampilla que abrieron y salieron.

-¿Dónde estamos?-dijo Pablo.

Los tres se hallaban en una habitación parecida a una buhardilla. De repente alguien se acercó.

Los tres se dieron la vuelta. Una persona encapuchada se dirigía hacia ellos. Pablo le asentó un puñetazo que hizo que cayese al suelo.

-Veo que ya sabéis defenderos-dijo una voz familiar.

-¿Toni?-dijo Raquel.

José no podía dormir esa noche. Encendió la lamparilla de su mesilla y abrió el cajón para volver a ver la pulsera que le habían regalado. La pulsera tenía un extraño símbolo: un clavo enorme partido por la mitad.

-¿Eres tú Toni?-dijo Sandra.

En ese momento aquella persona se levantó y se quitó la capucha: era Toni.
Sandra y Raquel le abrazaron de inmediato y Pablo le sonrió.

-¿Dónde estabas?-dijo Raquel.

-Aquí escondido-dijo Toni-, nadie vive aquí así que creo que es un buen sitio para esconderme.

-¿Esconderte de qué?-dijo Sandra.

-Del asesino-dijo Toni-, del que ha matado a aquel niño del pueblo.

-Y también a…-dijo Raquel pero paró. Vio en la cara de Toni que no sabía nada de la muerte de Ana.

-¿Qué ha pasado?-dijo Toni.

-Hace tres días-dijo Raquel-, encontraron el cadáver de Ana.

En ese momento el rostro de Toni se quedó paralizado. Era imposible que Ana hubiese muerto. En ese momento rompió a llorar.

-Me dio una pista-dijo Raquel sacándose la pegatina.


-Es el símbolo-dijo Toni-, el símbolo de quién está detrás de todo esto. Y creo que sé de alguien que puede estar ayudando al asesino o que es el asesino.



domingo, 14 de septiembre de 2014

Capítulo 8: La tercera noche

Capítulo 8: La tercera noche

El sol se estaba ocultando poco a poco en Almoharín. Mucha gente del pueblo fue a despedir a los padres de Ana.

-¿Está aquí una tal Raquel?-dijo la madre.

Raquel se quedó sorprendida y miró a Pablo y Sandra.

-Soy yo-dijo acercándose a la madre de Ana.

-Toma-dijo la madre-, ella me dijo que te diese esto por si acaso le pasaba algo. Yo creí que lo decía en broma. Me lo dio ese mismo día por la mañana.

-Gracias-dijo Raquel.

Raquel les lanzó un gesto a Pablo y a Sandra para que fuesen a donde iba ella. Fue hasta la orilla del lago. Al instante aparecieron Pablo y Sandra.

-¿Vas a abrirlo?-dijo Pablo.

-Esta noche-dijo Raquel-, en la cueva nuestra, antes de ir al túnel. Con vosotros.

Raquel estaba cenando, pero no se podía concentrar ya que tenía muchas dudas en la cabeza: ¿Qué contendría aquel paquete que le había dejado Ana? ¿Por qué quería que se lo quedase ella?

Al terminar de cenar, subió a su habitación para coger unas cosas. En ese momento el pomo comenzó a girar. Era Tania.

-Raquel, hija-dijo ella-, ¿puedo hablar contigo?

-No-dijo Raquel-, no me apetece hablar contigo.

-Pero, ¿se puede saber qué te he hecho yo?-dijo Tania.

-A mí nada-dijo Raquel-, pero creo que a papá sí.

Raquel decidió no estar más con su madre en la habitación. Cogió el paquete y salio por la puerta dejando a su madre sola con muchas dudas.

Tania se sacó el móvil del bolsillo y marcó un número.

-Tenemos que vernos-dijo Tania-, creo que mi hija lo sabe.

Cuando Raquel llegó a la cueva aún no había llegado ninguno. Al rato, llegaron Pablo y Sandra.

Raquel se dispuso a abrir el paquete que tantas ganas tenía de saber su contenido. Lo abrió y descubrió…

-¿Qué es esto?-dijo Raquel.

-Es una de esas pegatinas que se ponen en la ropa con la plancha, ¿no?-dijo Sandra.

-Sí-dijo Pablo-, ¿qué es lo que está dibujado?

Los tres examinaron el dibujo. Se trataba de un clavo enorme partido por la mitad, pero en cambio, parecía como si no lo hubiesen roto.

-Jamás había visto este dibujo en mi vida-dijo Raquel-, ¿vosotros?

Los otros dos negaron con la cabeza.

-Bueno-dijo Raquel-, llegó el momento de bajar al túnel.

En ese momento, Tania estaba enfrente de la orilla del lago. Andrés llegó al poco rato.

-Lo sabe-dijo Tania-, está enfadada conmigo y me ha dicho que le he hecho algo malo a Enrique.

-Igual no lo sabe-dijo Andrés-, no te preocupes.

-¿Cómo quieres que no me preocupe?-dijo Tania-, estoy engañando a mi marido y por algo que aún no sé lo que es.

-¿A qué te refieres?-dijo Andrés.

-¿Qué tenemos tú y yo?-dijo Tania-, ¿una relación o qué?

-No lo sé-dijo Andrés-, pero sé que no puedo dejar de pensar en ti ni por un momento.

-A mí me pasa lo mismo-dijo Tania.

Los dos se fundieron en un beso cuando el lago comenzó a ponerse negro. Los dos se quedaron asombrados.

Raquel, Pablo y Sandra se pararon y vieron lo mismo.


-Al tercer día, salió la mancha-dijo Sandra.



domingo, 7 de septiembre de 2014

Capítulo 7: Un nuevo cadáver

Capítulo 7: Un nuevo cadáver

Raquel y Pablo seguían corriendo para llegar hacia aquel grito que habían oído. Mientras, la guardia civil había llegado a la orilla del lago donde había aparecido José.

Tania y Enrique fueron los primeros en llegar junto con los demás habitantes del pueblo.

-¿Qué son esos ruidos?-dijo Raquel parándose.

Pudo ver unas luces: algo había pasado. Los dos decidieron volver al pueblo para saber qué había pasado. Llegaron a la orilla y Raquel pudo ver a José al lado de sus padres.

-¡José!-dijo Raquel dándole un abrazo-, ¿dónde estabas?

-Jugando-dijo él.

-¡Hija!-dijo Tania-, ¡creía que te había pasado algo!

Raquel hizo un gesto de desagrado, aún no había olvidado la escena que había visto de su madre besándose con Andrés.

Raquel y Pablo decidieron llegar al borde de la cinta policial para preguntar lo que había pasado.

-¿Qué ha pasado?-dijo Pablo.

-Hemos encontrado el cadáver de una joven-dijo el guarda.

Raquel y Pablo se quedaron blancos: una nueva muerte había sucedido. Pablo miró por todos lados hasta que Raquel le sujetó.

-Seguro que no es Sandra-dijo Raquel.

-¿Cómo estás tan segura?-dijo Pablo-, ¡ha dicho una joven!

-Aún no la han sacado chico-dijo el guarda-, podría ser un chaval.

Los dos se quedaron contemplando como sacaban el cadáver del lago tapado. El alcalde llegó para identificar el cadáver y dijo que era del pueblo.

-¿Qué ha pasado?-dijo de pronto Sandra.

-¡Sandra!-dijo Pablo abrazándola-, ¡creíamos que habías muerto!

-¿Yo?-dijo Sandra-, ¿por qué?

-Han encontrado un cadáver-dijo Raquel.

-No-dijo Sandra-, ¿quién es? ¡Guarda! ¡Por Díos!

Los tres vieron como trasladaban el cadáver al coche. En ese momento retiraron la manta y se le pudo ver el rostro.

Pablo se quedo blanco, y Raquel tuvo que abrazar a Sandra para poder aguantar las lágrimas.

Los tres estaban observando el cadáver de Ana.

Tres días después…

Raquel estaba en su habitación haciendo la cama después de levantarse. En ese momento su padre abrió la puerta.

-Tienes visita-dijo él.

-Que pasen-dijo Raquel.

Enrique dejó pasar a Pablo y Sandra. Raquel abrió la puerta y se aseguró de que su padre se hubiese ido. Después, se sentó junto con Pablo y Sandra.

-¿Sabéis algo?-dijo Raquel.

-Nada-dijo Sandra-, hemos ido todos los días a la roca nuestra y no ha dejado ni un mensaje.

-Esto es increíble-dijo Raquel-, Toni lleva tres días desaparecido y nadie sabe nada de él.

-¿Y si está muerto?-dijo Sandra.

-¡No!-dijo Raquel-, me niego a aceptarlo. La guardia civil habría encontrado el cadáver.

Mientras, José estaba en su habitación junto con una pulsera negra. Una pulsera que tenía desde hace tres días…

-¿Sabéis algo de los padres de Ana?-dijo Pablo.

-Se van a mudar hoy por la tarde-dijo Raquel-, es lo que tendríamos que hacer todos y salir de este lugar.

-¿Y dejar que la muerte de Ana quede en vano?-dijo Sandra-, tenemos que averiguar quién la mató.

-¿Y cómo vamos a descubrirlo?-dijo Pablo.

-El túnel-dijo Sandra-, yo finalmente decidí quedarme fuera vigilando. Oí unos ruidos muy raros, pero pensé que serían ratas. Al rato, cuando vi luces supuse que había pasado algo en el pueblo, así que regresé.


-Tenemos que bajar al túnel y ver si han dejado alguna pista-dijo Raquel.