lunes, 20 de abril de 2015

Capítulo 23: La realidad

Capítulo 23: La realidad

-¿Cómo que tienes la llave?-dijo Raquel.

En ese momento Pablo cogió a Raquel por el cuello apuntándola con una pistola.

-¡Soltad las armas!-dijo Pablo.

-¿Pero qué coño haces?-dijo Sandra.

-Dadme las armas si no queréis ver morir a Raquel delante de vuestros ojos-dijo Pablo.

Nuria y Toni deslizaron sus armas por el suelo hasta que Pablo las recogió soltando a Raquel.

-¿Eres un cepot?-dijo Sandra-, Andrés no me dijo que lo fueses.

-No soy ningún cepot-dijo Pablo-, yo soy el asesino.

-¿Cómo?-dijo Toni.

-Exacto Toni-dijo Pablo-, mi madre fue la asesina hace 18 años. Cuando estuvieron a punto de pillarla tuvo que fingir su muerte para poder escapar, por eso la tumba está vacía. Mi madre me lo explicó todo, sólo a mí, me dijo que teníamos que ocultar el gran secreto de nuestra familia. Mi madre mató a sus padres. Alguien lo descubrió y por eso comenzaron las matanzas. Mi madre siempre ha estado oculta de ti, Sandra, porque no quería que estuvieses vinculada en esto. Mi madre intentó que mi padre no regresase al pueblo para acabar con Ana y contigo, Toni, ya que vuestros tíos fueron los que la descubrieron. Como mi madre se negó, mi padre la mató. Pero en su testamento me daba a mí su poder, así que mi padre se quedó en cepot bajo mis órdenes. Mi padre no hizo caso a mi madre y vinculó a Sandra.

-Tú has estado siempre detrás de todo-dijo Raquel-, fingiendo que te impresionaba todo. Corriendo de los cepots, de tus aliados.

-Si vas a matarnos hazlo ya-dijo Toni-, me da igual morir. He descubierto quién ha estado siempre detrás de todo.

-¿Por eso querías salir conmigo?-dijo Raquel.

-Por supuesto-dijo Pablo-, igual que con Nuria.

-Mira cabrón de mierda-dijo Nuria-, mátame. Sólo te alzaré la mano antes de mi muerte.

Nuria alzó la mano y una mini pistola que llevaba en la muñeca le dio un balazo a Pablo en la pierna. Los cuatro abrieron la puerta y salieron corriendo por el túnel. Pablo consiguió recuperarse y fue detrás de ellos.

-¡Tenemos que salir de este puto pueblo ya!-dijo Raquel.

-Vamos por aquí-dijo Nuria.

Los cuatro siguieron corriendo hasta que una sombra se acercó a ellos y golpeó a Raquel.

-¡Raquel!-gritó la voz de Tania.

Andrés sacó su pistola y disparó a Tania.

-¡Mamá!-gritó Raquel.

Andrés volvió a golpear a Raquel y cuando la iba a disparar Nuria fue a dispararle, pero no tenía más balas. Toni se sacó del tobillo un cuchillo y se lo clavó en el pecho. Andrés se volvió y le asentó un disparo a Toni que lo echó para atrás.

-¡Toni!-gritó Nuria.

-Mamá-dijo Raquel junto a su madre-, sigue conmigo por favor.

-Te quiero hija-dijo Tania-, aunque haya tenido que ser asesinada por tu padre.

-Lo sé, ya lo sabía-dijo Raquel-, por favor sigue conmigo.

Tania murió junto con Andrés y Toni. En ese momento apareció Pablo con la escopeta.

-Ya es ahora de acabar con esto-dijo Pablo.

Pero un disparo en la cabeza la hizo caer al suelo: había muerto. Sandra le había disparado con la pistola de Andrés.

-Eso por ocultarme que mamá estaba viva-dijo Sandra.

Allí estaban las tres, Sandra, Nuria y Raquel junto con los cadáveres de Tania, Andrés, Toni y Pablo.

La guardia civil llegó. Las tres les explicaron lo de las matanzas.

1 mes después

El pueblo de Almoharín se despertó una mañana más. Raquel se marchaba a casa de su tío en Valencia.

-Bueno-dijo Raquel-, ¿tú que harás Nuria?

-Creo que me voy a ir a Finlandia, allí está la casa donde vivía mi madre. Creo que me irá bien. ¿Y tú Sandra?

-Yo me voy con Raquel-dijo Sandra-, somos hermanastras.

-Os voy a echar de menos-dijo Nuria.

-Y nosotras a ti-dijo Raquel.


Las tres se abrazaron mientras dejaban atrás el pueblo de Almoharín. Cada una iba a comenzar una nueva vida, una vida real lejos de aquella zona.



lunes, 13 de abril de 2015

Capítulo 22: La enemistad

Capítulo 22: La enemistad

A la mañana siguiente Sandra se despertó. Cuando fue al baño encontró un mensaje escrito en el espejo: esta noche en la puerta de la fábrica. En ese momento el pomo comenzó a girar. Sandra lo borró todo antes de que entrase: era Pablo.

Nuria seguía pensando que su padre estaba detrás de los crímenes también, así que decidió seguirle cuando salió de su casa camino a los matorrales.

Llegó la noche y Nuria le había perdido. En ese momento se oyó un disparo. Sandra había llegado a la fábrica.

-Hola hermanita-dijo Pablo.

Él, Raquel y Toni se giraron: la habían pillado.

-¿Eres un cepot?-dijo Toni-, ¡contesta puta!

-Dejadme que os explique…-dijo Sandra.

-No tienes nada que explicar-dijo Raquel-, llevas todo este tiempo pasándole información al asesino. Tú quemaste las pruebas y destruiste nuestra roca.

-Lo hizo porque está amenazada-dijo Nuria, apareciendo con una escopeta en la mano.

-¿Qué haces con eso?-dijo Toni.

-Acabo de matar a Raúl-dijo Nuria.

-¿Acabas de matar a tu padre?-dijo Raquel.

-Era un cepot e iba a matarme-dijo Nuria-, menos mal que yo iba preparada. Sandra es inocente, tu padre, Pablo, la tiene amenazada de muerte. Sólo lleva con ellos desde que destrozó la roca.

-Está bien-dijo Toni-, te perdonamos Sandra. Pero tienes que dejarlo.

-No puedo-dijo Sandra-, me matará. Él mató a José.

-¿Cómo?-dijo Raquel-, tu pad…mi padre.

-¿Tu qué?-dijo Sandra.

-Es su padre Sandra-dijo Pablo-, pero José no era tu hermano Raquel, si no hermanastro.

-Me da igual-dijo Sandra-, si lo dejo me matará.

-Tú eso déjalo en mis manos-dijo Nuria-, nosotros te protegeremos. Tienes que darnos información de algún cepot más y del asesino.

-No sé quién es el asesino-dijo Sandra-, pero sé que el barrendero y Andrés son cepots.

-Vamos a hablar con el barrendero-dijo Toni.

-No está-dijo Toni-, le he visto marcharse del pueblo esta mañana.

De repente se oyó un ruido entre los matorrales.

-¡Por aquí!-dijo Pablo-, conozco un lugar.

Los cinco comenzaron a correr y se metieron por una trampilla de la fábrica. Corrieron hasta que llegaron a una habitación. Pablo cerró la puerta con llave.



lunes, 6 de abril de 2015

Capítulo 21: La llamada de la carta

Capítulo 21: La llamada de la carta

-No puede ser-dijo Toni-, ¡las han quemado!

-Nadie más sabía que las habíamos enterrado aquí-dijo Raquel-, nos vigilan por todas partes.

-Yo voy a atrapar a esos cabrones-dijo Nuria-, voy a hablar con mi padre.

Nuria se dirigió a su casa. Raúl estaba sentado en el salón viendo la tele. Nuria se la apagó y se puso delante de él.

-¿Tú sabías que Margarita estaba detrás de los crímenes?-dijo Nuria.

-¿Cómo?-dijo Raúl-, ¿de qué crímenes me estás hablando?

-De los crímenes de este pueblo-dijo Nuria-, la muerte del alcalde, de José, de Margarita, y de una chica que vivía en esta casa.

-No sé de lo que me estás hablando-dijo Raúl levantándose.

Nuria le cortó el paso.

-Creo que sabes más de lo que dices-dijo Nuria-, como que Margarita no era mi madre. Sé que a mi madre la maté yo.

Raúl se quedó en blanco.

-De acuerdo-dijo Raúl-, te lo contaré. Tu madre se llamaba Margarita. La mujer que ha estado con nosotros se llamaba Victoria. La he querido mucho, pero no era tu verdadera madre. Y no sé nada de ningún crimen porque todo han sido accidentes.

Raúl salio del salón. Nuria decidió subir a la habitación de Margarita. Se puso a rebuscar hasta que debajo del colchón encontró una carta con aquel símbolo, aquel clavo partido por la mitad.

Nuria abrió la carta y descubrió que era del asesino. Ella se había mudado a Almoharín por una amenaza, quería que Nuria estuviese en el pueblo. Nuria se guardó la carta y salio de la casa.

Mientras, Tania estaba fatal. Su depresión crecía cada vez más. Tenía un secreto que no podía ocultar más, pero no lo podía contar. Esa noche quedó con Andrés.

-Andrés-dijo Tania-, se lo voy a contar a Raquel.

-¿Cómo?-dijo Andrés sujetándola por el cuello-, como se te ocurra decir algo te mato, y sabes que soy capaz. Mi familia lleva mucho en esto.

-Raquel no-dijo Tania-, ella no es como tú.

-Pero lleva mi sangre-dijo Andrés-, algún día también lo será. Como se te ocurra decirle a Raquel que soy su padre, le harás compañía al alcalde.

-De acuerdo-dijo Tania yéndose a su casa.

Andrés se metió en su casa. Pablo había oído la conversación. Esa noche, Pablo llamó a todos menos a Sandra. Se reunieron en el escondite del primer túnel.

-¿Para qué nos ha dicho que viniéramos?-dijo Raquel-, ¿y Sandra?

-Antes de eso-dijo Nuria-, he descubierto una carta de mi falsa madre. Ella se mudó aquí conmigo y con mi padre para que yo muriese. El asesino me quiere a mí.

-Es demasiado importante lo que tengo que decir Nuria-dijo Pablo-, mi padre está detrás de esto.

-¿Tu padre?-dijo Raquel-, ¿un cepot?

-Sí-dijo Pablo-, ha amenazadazo a tu madre. Y ha dicho que mi familia lleva tiempo en esto. Creo que Sandra podría estar también con ellos.

-¿Tu eres gilipollas?-dijo Toni-, ¿cómo va a hacer Sandra una cosa así?

-Sé que es difícil de creer-dijo Pablo-, pero lo podemos averiguar. Además he descubierto que tengo una hermanastra.

-¿Cómo?-dijo Nuria-, ¿quién?

-Raquel-dijo Pablo.

Raquel se quedó en blanco.

-¿Yo?-dijo Raquel-, te has vuelto loco.

-He oído como se lo decía mi padre a tu madre-dijo Pablo.

-Voy a hablar con ella-dijo Raquel.


-¡No!-dijo Pablo-, si lo haces ya puedes dar a tu madre por muerta. Tenemos que averiguar si Sandra es un cepot o no.