lunes, 30 de marzo de 2015

Capítulo 20: Peligrosamente cierto

Capítulo 20: Peligrosamente cierto

Nuria salió corriendo del despacho del alcalde antes de que nadie la pillase. Se reunió con los demás para contárselo:

-¿El cepot 2?-dijo Raquel-, o sea que el alcalde es uno de los cómplices. Pero tenemos que saber quiénes son los demás.

-Yo creo que podríamos amenazar al alcalde de que sabemos que está detrás de los crímenes-dijo Sandra.

-No-dijo Toni-, nos matarían al instante. No podemos decir nada.

-¿Y qué hacemos?-dijo Raquel.

-Dejádmelo a mí-dijo Toni-, esta noche hablaré con él.

Toni le mandó al alcalde un anónimo citándole como si él fuese el asesino. Al caer la noche, el alcalde fue hasta una zona de los matorrales.

Allí Toni le sacó una pistola que tenía.

-Buenas noches alcalde-dijo Toni.

-¿Qué haces tú aquí?-dijo el alcalde-, ¿y con una pistola?

-Creo que la pregunta es qué hace usted aquí-dijo Toni.

-Tomar el aire-dijo el alcalde.

-Sé que usted es el cepot 2-dijo Toni-, así que dígame ahora mismo quiénes son los demás si no quiere morir.

-Está bien-dijo el alcalde-, uno de los cepot está siempre cerca de ti, y el asesino es…

Un disparo en la espalda mató al alcalde. Toni salió corriendo pero los arbustos estaban llenos de cepot, estaban todos. Toni regresó al pueblo.

Raquel y Pablo estaban en la orilla: habían secuestrado a Nuria.

A los pocos minutos, el pueblo comenzó a ir a la laguna después de que se encontrase el cuerpo del alcalde. Varios habitantes estaban asustados hasta que la guardia civil dijo que había sido un suicidio, cosa que era mentira.

A la mañana siguiente Raquel no dejaba de pensar en las palabras que el alcalde le dijo a Toni. ¿Y si uno de ellos era un cepot? Muy raro. Pero ahora había que pensar en Nuria, que estaba secuestrada.

Los cinco quedaron esa noche para ir a buscar a Nuria. Volvieron a la fábrica pero estaba vacía.

-¡Mirad!-dijo Raquel-, ¡aquí hay otra trampilla!

En ese momento la trampilla se abrió y salio Nuria.

-¡Nuria!-dijo Toni-, ¿estás bien?

-Sí-dijo Nuria-, tengo varias pruebas que no he leído pero tenemos que salir de aquí.

Los cinco salieron de la fábrica y regresaron al pueblo. En las pruebas se podía leer como el asesino había estado sobornando a la guardia civil para que ocultase los asesinatos de los últimos años.

-Estas pruebas podrían hacer que todo acabase-dijo Raquel.

-Mañana las entregaremos-dijo Toni-, vamos a enterrarlas aquí.


Los cinco las enterraron. A la mañana siguiente fueron a desenterrar las pruebas pero alguien las había quemado.



lunes, 23 de marzo de 2015

Capítulo 19: Los cepot

Capítulo 19: Los cepot

Raquel y Pablo volvieron cada uno a su casa después de aquel beso. Todos decidieron quedar en el cementerio oculto de los matorrales.

-¡Os tengo que contar algo!-dijo Nuria.

-¿Lo del alcalde?-dijo Toni.

-No al final no pude hacer nada-mintió Nuria-, es sobre lo de la tumba de mi madre.

-¿Qué has descubierto?-dijo Sandra.

-Es mi madre real-dijo Nuria-, la mujer que ha estado siempre haciéndose pasar por mi madre no era, y sé porqué se casó con mi padre, por mí.

-¿Por ti?-dijeron los demás.

-Sí-dijo Nuria-, veréis. A mi madre nunca la vi, siempre estaba trabajando muy lejos. A los 12 años mi padre y yo fuimos a Finlandia a verla. No la encontrábamos. Estaba lloviendo y ya casi era de noche, mi padre estaba muy nervioso. Creo que alguien me golpeó sin querer sobre una mesa de cuchillos de un puesto que cayeron sobre la dependienta. Aquella mujer era mi verdadera madre. Supongo que se escondió para que no viese que sólo era dependienta. Supongo que mi padre ocultó aquí el cadáver, que es donde ella nació. Yo maté a mi madre sin querer. Mi padre dijo que con el aire la mesa volcó, creo que era para que de mayor no me pasase nada…Mira os lo tengo que decir. El alcalde lo sabe.

-¿Lo de que mataste sin querer a tu madre?-dijo Pablo.

-Sí-dijo Nuria-, hoy he intentado sacarle cosas. Tenía un escrito sobre José, pero sabe lo de Finlandia, no sé cómo pero lo sabe.

-El alcalde tiene que estar detrás de los crímenes-dijo Toni-, pero eso no explica quién era el que nos persiguió en la fábrica, ni quien pudo abrir nuestra roca desde dentro. ¿Tú cómo estás Raquel?

-Mal-dijo ella-, mi madre sigue sin creer que mi hermano haya muerto, y mi padre nos ha abandonado.

De repente se oyó un disparo. Los cinco corrieron al lugar donde se había producido. Descubrieron a la falsa madre de Nuria, Margarita, con un disparo en la tripa.

-¡Hija de puta!-dijo Nuria.

-¡Nuria!-dijo Margarita-, tenéis que iros de aquí. Dejad de remover el pasado, os matarán.

-¿Quiénes?-dijo Pablo.

En ese momento Margarita murió. En su mano había un papel que Raquel cogió. De repente se oyeron unos pasos.

-Será mejor que nos vayamos de aquí-dijo Toni-, no es seguro.

Los cinco regresaron al pueblo para leer el papel. Llegaron a la iglesia.

-Veamos-dijo Raquel leyendo la carta-, “él sabe que estás intentando ayudar a Nuria y va a matarte. Márchate porque no te servirá esconderte. El cepot 3 de los 5 hizo bien en matar a José cuando tú no pudiste. Huye, vete de Almoharín ahora que tú puedes y yo no”.

-¿Margarita estaba con el asesino?-dijo Toni.

-Al parecer sí-dijo Nuria-, y me quería ayudar. Supongo que quería dejarlo, pero aún así sigue siendo una hija de puta.

-¿Y qué es un cepot?-dijo Raquel-, uno de esos mató a mi hermano.

-Debe de ser uno de los cinco cómplices que tiene el asesino en el pueblo-dijo Pablo.

-O sea que hay cinco mierdas que a escondidas nos quieren matar-dijo Raquel-, joder.

Los cinco decidieron regresar a casa para hablar mejor al día siguiente con la luz del sol.

La guardia civil había regresado por el cadáver de Margarita. Raúl estaba muy afectado. El alcalde estaba presidiendo la salida del cadáver.


Nuria aprovechó y se coló en el despacho para buscar más papeles. En uno de los cajones descubrió el símbolo de la pista que dio Ana antes de morir. Detrás ponía “cepot 2”.



lunes, 16 de marzo de 2015

Capítulo 18: Extraña coincidencia

Capítulo 18: Extraña coincidencia

Raquel fue corriendo a alertar a los demás. Ninguno de los cinco podía creer lo que estaban viendo. A la mañana siguiente, Nuria se coló en el despacho del alcalde. Estaba dispuesta a sacarle todo. Encontró un papel en una estantería, era sobre José.

-Ya te esperaba Nuria-dijo el alcalde entrando y encerrando la puerta.

-¿Cómo sabe mi nombre?-dijo Nuria.

-Soy el alcalde-dijo él.

-No-dijo Nuria-, sé que usted es algo más y que está detrás de la muerte de José. Usted ha sido quien ha ocultado su cadáver.

En ese momento el alcalde la cogió por el cuello.

-Será mejor que te calles-dijo el alcalde-, si no creo que debería contar lo de Finlandia.

Nuria miró asustada al alcalde.

-Ahora te dejo salir-dijo el alcalde abriendo la puerta.

Nuria salió casi llorando. Tania y Andrés habían quedado para hablar.

-¿Estás mal?-dijo Andrés.

-Estoy mal por la desaparición de José, no por Enrique-dijo Tania-, creo que debería contárselo a Raquel.

-Jamás-dijo Andrés-, quedamos en eso hace tiempo.

-Pero ahora que Enrique se ha ido no creo que merezca la pena seguir mintiendo-dijo Tania.

-Como se te ocurra decir algo vas a acompañar a tu hijo al infierno-dijo Andrés.

-¿Cómo?-dijo Tania-, mi hijo no está muerto.

Andrés se fue. Raquel estaba destrozada y pensaba en marcharse sola del pueblo. Estaba en la orilla del lago viendo la puesta de sol.

-¿Me puedo sentar?-dijo Pablo.

-Claro-dijo Raquel.

-No quiero que te vayas-dijo Pablo.

-No lo sé Pablo-dijo Raquel-, mi hermano ha muerto, mi padre nos ha abandonado y mi madre está liada con tu padre.

-Me tienes a mí-dijo Pablo.


Los dos se acercaron y se dieron un beso. Nuria les estaba viendo a lo lejos, pero regresó a su casa.



lunes, 9 de marzo de 2015

Capítulo 17: Los hallazgos

Capítulo 17: Los hallazgos

Ninguno de los cinco podía creer lo que estaba viendo. Nueve cadáveres estaban enfrente de ellos, pero lo importante era quién era uno de los cadáveres: José.

-¡No!-gritaba Raquel-, ¡José!

-¡Raquel tranquila!-dijo Pablo-, vamos ven aquí.

Nuria miró a Pablo con celos. Todos estaban muy tristes con el hallazgo del cadáver de José.

-Mirad-dijo Toni-, aquí hay un montón de documentos. Son de hace mucho tiempo, creo que son los reales de todo lo que pasó.

En ese momento se oyó un fuerte golpe al cerrarse la puerta junto con una sombra.

-¡Mierda!-gritó Toni-, ¡corred!

-¿Quién eres hijo de puta?-gritó Raquel acercándose a la sombra.

-Raquel vámonos-dijo Pablo tirando de ella.

Los cinco corrían por la fábrica sin rumbo. Toni encontró una trampilla. Los cinco se metieron y comenzaron a andar por un túnel.

Tania entró en casa. Enrique estaba sentado en la cocina.

-¿Qué pasa?-dijo Tania.

-Dímelo tú-dijo Enrique-, ¿desde cuándo?

-¿Desde cuándo qué?-dijo Tania.

-Desde cuándo estás liada con Andrés-dijo Enrique.

-¿Cómo?-dijo Tania.

-Os acabo de ver-dijo Enrique.

Tania se quedó en blanco sin decir nada.

-¿No vas a decir nada?-dijo Enrique-, ¿otra vez con lo mismo? ¿Me vas a destrozar la vida por segunda vez?

-Enrique yo…-dijo Tania.

-¡Cállate!-dijo Enrique-, ya me pareció bastante casualidad que estuviese viviendo en este pueblo cuando nos mudamos. No me vas a volver a destrozar la vida, esta vez me voy yo.

Enrique se fue a la habitación, hizo la maleta y se fue de Almoharín. Los cinco siguieron corriendo hasta que llegaron a una trampilla. Cuando salieron se encontraron en el despacho del alcalde.

-¿Porqué hay un túnel desde la fábrica hasta aquí?-dijo Toni.

-¡Mierda!-dijo Nuria-, ¡el alcalde!

Los cinco se escondieron. El alcalde entró a por unos papeles y se marchó.

-Está claro-dijo Sandra-, el alcalde es el asesino.

-No puede ser-dijo Toni-, no puede haber venido tan rápido desde la fábrica hasta aquí. Sólo nosotros hemos ido por el túnel.

-Pero él tiene algo que ver-dijo Nuria-, tranquilos que esto me toca a mí mañana.

Los cinco acompañaron a Raquel a casa para darle la mala noticia de la muerte de su hermano a su madre, pero se encontró con la del abandono de su padre. Raquel no tuvo fuerzas.

A la mañana siguiente, Raquel se lo contó. Tania estaba destrozada. La guardia civil fue a la fábrica pero no había nada, ningún cadáver, ni papeles, ni nada. Tania no creyó en Raquel y dio a José como desaparecido.


Raquel fue esa noche a la roca para pensar, pero se encontró con que el asesino había estado ahí y se había llevado todas las pruebas que tenían.