Capítulo 18: Extraña coincidencia
Raquel fue corriendo a alertar a los demás. Ninguno
de los cinco podía creer lo que estaban viendo. A la mañana
siguiente, Nuria se coló en el despacho del alcalde. Estaba
dispuesta a sacarle todo. Encontró un papel en una estantería, era
sobre José.
-Ya te esperaba Nuria-dijo el alcalde entrando y
encerrando la puerta.
-¿Cómo sabe mi nombre?-dijo Nuria.
-Soy el alcalde-dijo él.
-No-dijo Nuria-, sé que usted es algo más y que
está detrás de la muerte de José. Usted ha sido quien ha ocultado
su cadáver.
En ese momento el alcalde la cogió por el cuello.
-Será mejor que te calles-dijo el alcalde-, si no
creo que debería contar lo de Finlandia.
Nuria miró asustada al alcalde.
-Ahora te dejo salir-dijo el alcalde abriendo la
puerta.
Nuria salió casi llorando. Tania y Andrés habían
quedado para hablar.
-¿Estás mal?-dijo Andrés.
-Estoy mal por la desaparición de José, no por
Enrique-dijo Tania-, creo que debería contárselo a Raquel.
-Jamás-dijo Andrés-, quedamos en eso hace tiempo.
-Pero ahora que Enrique se ha ido no creo que merezca
la pena seguir mintiendo-dijo Tania.
-Como se te ocurra decir algo vas a acompañar a tu
hijo al infierno-dijo Andrés.
-¿Cómo?-dijo Tania-, mi hijo no está muerto.
Andrés se fue. Raquel estaba destrozada y pensaba en
marcharse sola del pueblo. Estaba en la orilla del lago viendo la
puesta de sol.
-¿Me puedo sentar?-dijo Pablo.
-Claro-dijo Raquel.
-No quiero que te vayas-dijo Pablo.
-No lo sé Pablo-dijo Raquel-, mi hermano ha muerto,
mi padre nos ha abandonado y mi madre está liada con tu padre.
-Me tienes a mí-dijo Pablo.
Los dos se acercaron y se dieron un beso. Nuria les
estaba viendo a lo lejos, pero regresó a su casa.
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