Capítulo 20: Peligrosamente cierto
Nuria salió corriendo del despacho del alcalde antes
de que nadie la pillase. Se reunió con los demás para contárselo:
-¿El cepot 2?-dijo Raquel-, o sea que el alcalde es
uno de los cómplices. Pero tenemos que saber quiénes son los demás.
-Yo creo que podríamos amenazar al alcalde de que
sabemos que está detrás de los crímenes-dijo Sandra.
-No-dijo Toni-, nos matarían al instante. No podemos
decir nada.
-¿Y qué hacemos?-dijo Raquel.
-Dejádmelo a mí-dijo Toni-, esta noche hablaré con
él.
Toni le mandó al alcalde un anónimo citándole como
si él fuese el asesino. Al caer la noche, el alcalde fue hasta una
zona de los matorrales.
Allí Toni le sacó una pistola que tenía.
-Buenas noches alcalde-dijo Toni.
-¿Qué haces tú aquí?-dijo el alcalde-, ¿y con
una pistola?
-Creo que la pregunta es qué hace usted aquí-dijo
Toni.
-Tomar el aire-dijo el alcalde.
-Sé que usted es el cepot 2-dijo Toni-, así que
dígame ahora mismo quiénes son los demás si no quiere morir.
-Está bien-dijo el alcalde-, uno de los cepot está
siempre cerca de ti, y el asesino es…
Un disparo en la espalda mató al alcalde. Toni salió
corriendo pero los arbustos estaban llenos de cepot, estaban todos.
Toni regresó al pueblo.
Raquel y Pablo estaban en la orilla: habían
secuestrado a Nuria.
A los pocos minutos, el pueblo comenzó a ir a la
laguna después de que se encontrase el cuerpo del alcalde. Varios
habitantes estaban asustados hasta que la guardia civil dijo que
había sido un suicidio, cosa que era mentira.
A la mañana siguiente Raquel no dejaba de pensar en
las palabras que el alcalde le dijo a Toni. ¿Y si uno de ellos era
un cepot? Muy raro. Pero ahora había que pensar en Nuria, que estaba
secuestrada.
Los cinco quedaron esa noche para ir a buscar a
Nuria. Volvieron a la fábrica pero estaba vacía.
-¡Mirad!-dijo Raquel-, ¡aquí hay otra trampilla!
En ese momento la trampilla se abrió y salio Nuria.
-¡Nuria!-dijo Toni-, ¿estás bien?
-Sí-dijo Nuria-, tengo varias pruebas que no he
leído pero tenemos que salir de aquí.
Los cinco salieron de la fábrica y regresaron al
pueblo. En las pruebas se podía leer como el asesino había estado
sobornando a la guardia civil para que ocultase los asesinatos de los
últimos años.
-Estas pruebas podrían hacer que todo acabase-dijo
Raquel.
-Mañana las entregaremos-dijo Toni-, vamos a
enterrarlas aquí.
Los cinco las enterraron. A la mañana siguiente
fueron a desenterrar las pruebas pero alguien las había quemado.