Capítulo 15: La flor gris
Nuria comenzó a andar sola hacia la tumba. Estaba
asustada por lo que hubiese dentro. Cogió el pico que había traído
y comenzó a picar hasta que llegó al ataúd. No tenía fuerzas para
abrirlo.
-Tranquila-dijo Pablo-, te ayudaremos.
Toni, Pablo, Raquel y Sandra habían llegado para
ayudar a Nuria. Los cinco abrieron la tumba y encontraron el cadáver
de una mujer que no era la madre de Nuria.
-¿Quién es?-dijo Nuria.
-Será tu madre-dijo Sandra-, creo que la Margarita
que ha desaparecido no era tu madre.
-¿Cómo dices eso?-dijo Nuria.
-Fue ella la que quiso que os mudaseis aquí, y
cuando descubres la tumba desaparece-dijo Sandra-, ¿no es muy raro?
Nuria se quedó paralizada. Raquel estornudó.
-¿Qué te pasa?-dijo Pablo.
-Nada-dijo Raquel-, mi hermano ha estado todo el día
acercándome una flor que ha encontrado y ahora siento como si la
tuviese aquí.
-¿Qué flor?-dijo Toni.
-Una muy rara-dijo Raquel-, gris.
Sandra y Toni se miraron.
-¿Qué pasa?-dijo Raquel.
-Dentro del pendiente que abría el laberinto
encontramos una nota que ponía “la flor gris”-dijo Sandra-, creo
que estará por aquí.
-Yo me voy a quedar un poco aquí-dijo Nuria.
Los demás comenzaron a buscar la flor gris.
-¡Aquí!-dijo Pablo.
Los cuatro se acercaron a una pequeña plantación de
cinco o seis flores grises.
-Son como la de mi hermano-dijo Raquel.
Raquel se quedó en blanco.
-Sandra, Pablo no miréis la tumba-dijo Raquel.
-¿Qué pasa?-dijeron los dos a la vez.
Los cuatro pudieron leer el nombre que estaba en la
tumba: Nieves Fernández García.
-Mamá-dijo Sandra.
-Al parecer la enterraron aquí-dijo Pablo-, cuando
vivió aquí y murió.
-Y pensar que nunca le preguntamos a papá dónde
estaba la tumba-dijo Sandra.
En ese momento apareció Nuria.
-Ábrela-dijo Nuria.
-¿Cómo?-dijo Sandra-, ¿te has vuelto loca?
-No-dijo Nuria-, ¿no decíais que era raro las dos
fechas de la muerte de vuestra madre? Pues abridla y calculemos los
años. Tengo un equipo en casa para saberlo. He cogido de mi…madre.
-No sé-dijo Sandra-, ¿qué hacemos Pablo?
-Vamos-dijo Pablo.
Los cinco comenzaron a quitar la tierra hasta que
llegaron al ataúd. Sandra y Pablo se miraron y lo abrieron.
El ataúd estaba vacío.
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