jueves, 6 de marzo de 2014

Capítulo 6: Las Confesiones

Capítulo 6: Las confesiones

Raquel no podía creer lo que sus ojos estaban viendo. Su hermano desaparecido y su madre besándose con el padre de Pablo y Sandra.

-Esto no puede ser-dijo Raquel-, si es que todo me sale mal.

Raquel salió corriendo camino de la orilla. Pablo fue hasta ella.

-Vamos-dijo Pablo-, anímate.

-¿Cómo quieres que me anime?-dijo Raquel-, mi hermano está desaparecido y mi madre está liada con tu padre. Quiero irme de este pueblo.

-Yo también-dijo Pablo-, pero no me puedo ir sin antes decirte que te quiero.

El rostro de Raquel cambió al oír las palabras que su amigo acababa de decirle.

Mientras, Ana, Toni y Sandra salían de la roca.

-Entonces el plan ya está listo-dijo Toni-, iremos a la roca y la abriremos. De no llevar a ningún lado, iremos a la fábrica.

Los tres se dirigieron a la roca. Mientras, el barrendero se dirigió hacia los matorrales.

-Yo no quiero tener nada que ver con esto-dijo el barrendero a alguien-, tú sabrás lo que haces.

Le entregó un sobre a la otra persona que desapareció al instante.

-Lo conseguí-dijo Ana al abrir la roca.

Se abrió una entrada que daba a unas escalaras hacia abajo.

-Vamos-dijo Ana.

Los tres bajaron y descubrieron un largo túnel.

Raquel seguía alucinada con lo que Pablo le acababa de decir. Sin decir ninguna palabra, se acercó para besarle hasta que un gritó la paró: venía de los matorrales.
Los dos se levantaron y fueron corriendo hacia los matorrales. Iban corriendo tan deprisa que ni si quiera veían a donde iban. Raquel resbaló y cayó al suelo.

Raquel vio como una mano le sujetaba el pie.

-¡Mierda!-dijo Raquel-, ¡corre Pablo! ¡Yo me encargo!

Pablo se lo pensó, e hizo caso a Raquel.

Las manos cogían a Raquel cada vez más. Raquel cogió un palo y comenzó a dar en las manos.

-¡Joder!-dijo Raquel-, ¡suéltame cabrón!

En ese momento apareció Pablo y le dio una patada. La presencia salio corriendo y no pudieron verle la cara.

-¡Vamos!-le dijo Pablo a Raquel.

Los dos siguieron corriendo.

Mientras, Tania y Andrés seguían hablando después del beso:

-¿Nunca se lo vas a decir a tus hijos?-dijo Andrés.

-No creo que sea lo mejor-dijo Tania volviéndose a su casa.

Dos pequeños pies estaban andando por un túnel. José avanzaba poco a poco asustado.

José salio del túnel y se acercó al agua. Vio algo que le hizo quedarse paralizado y pegar un grito: había un cadáver. 


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