Los cinco consiguieron volver a la orilla.
-¡Joder!-dijo Raquel-, ¿qué era eso que nos perseguía?
-No lo sé-dijo Pablo-, pero seguro que está relacionado con la
desaparición del niño.
-Y encima nos hemos ido sin nada-dijo Sandra.
-Eso no es cierto-dijo Toni-, encontré este zapato. Creo que era de
él.
Los demás observaron el zapato: podría ser de él.
-Mañana tenemos que volver-dijo Ana-, podría haber más pistas.
-Yo no pienso volver-dijo Sandra-, un poco más y nos matan.
-Él ya te ha visto Sandra-dijo Ana-, le da igual que ahora lo dejes.
Si lo dejas le darás fuerzas y no creas que te dejará tan tranquila.
-De acuerdo-dijo Sandra-, mañana a las 00:00 quedamos en la roca, ¿ok?
-Ok-dijeron los demás mientras se volvían camino a sus casas.
Raquel no consiguió pegar ojo en toda la noche sabiendo que había
estado a punto de morir, pero tenía que averiguar qué había pasado con aquel
niño.
A la mañana siguiente la despertó un grito: el de su madre.
Raquel se levantó y se dirigió a la cocina. Su padre se lo contó: José
había desaparecido. La guardia civil estaba tomando declaración al barrendero,
que era el último que lo había visto.
Raquel salio de su casa justo al mismo tiempo que Sandra y Pablo.
Raquel se sumergió en un mar de lágrimas al abrazar a Pablo.
-La guardia civil dice que se ha ido del pueblo-dijo Raquel-, pero yo
no los creo.
-Nosotros tampoco-dijeron Ana y Toni a sus espaldas-, sentimos lo de
tu hermano.
-Hay que encontrarle-dijo Raquel-, igual que al otro niño.
-Tranquila-dijo Toni-, esta noche lo hablaremos donde ya sabéis.
Raquel no consiguió pensar en otra cosa durante toda la tarde que en
su hermano. Cuando llegó la noche, salió y se dirigió hacia la roca junto con
Sandra y Pablo. Dentro ya estaban Toni y Ana.
-Las cosas se están complicando-dijo Ana-, primero el niño, y ahora tu
hermano.
-Hay que encontrarle Ana-dijo Raquel-, lo estoy pasando fatal.
-Lo sé-dijo Ana-, y vamos a encontrarle. Seguramente se dirigió hacia
los matorrales sin querer.
-Mi hermano es muy tímido-dijo Raquel-, y no quería salir de casa.
¿Cómo es posible que se haya escapado? Él sólo quería un amigo.
-¡Claro!-dijo Toni-, seguramente se enteró de que había desaparecido
el único niño de su edad y fue a buscarlo.
-¿Tú crees?-dijo Raquel.
-Sí-dijo Toni-, y creo que ya sé dónde está. Ana, tenemos que ir a la
fábrica.
-¿Es necesario?-dijo Ana.
-Bastante-dijo Toni.
-De acuerdo-dijo Ana-, pongámonos en camino.
Los cinco salieron de la cueva y comenzaron a andar camino a la
fábrica abandonada.
Mientras, Tania estaba muy mal y se levantó mientras Enrique dormía.
Abrió la puerta delantera y se sentó en las escalaras de la entrada. En ese
momento apareció Andrés.
-¿No puedes dormir?-dijo Andrés.
-No-dijo Tania-, no puedo dejar de pensar ni por un momento en José.
-Es normal-dijo Andrés-, es tu hijo.
-Es que sólo pensar que le puede pasar algo-dijo Tania-, yo me muero…
Tania posó sus ojos medio llorosos en Andrés y poco a poco se fueron
acercando hasta juntarse en un profundo beso.
Mientras, los cinco seguían andando. De repente un cuchillo salió
disparado de entre las ramas rozando a Raquel.
-¡Joder corred!-gritó Ana.
Cada uno fue hacia un lado. Sandra resbaló y cayó al lago. Intentando
salir descubrió algo muy brillante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario