Capítulo 21: La llamada de la carta
-No puede ser-dijo Toni-, ¡las han quemado!
-Nadie más sabía que las habíamos enterrado
aquí-dijo Raquel-, nos vigilan por todas partes.
-Yo voy a atrapar a esos cabrones-dijo Nuria-, voy a
hablar con mi padre.
Nuria se dirigió a su casa. Raúl estaba sentado en
el salón viendo la tele. Nuria se la apagó y se puso delante de él.
-¿Tú sabías que Margarita estaba detrás de los
crímenes?-dijo Nuria.
-¿Cómo?-dijo Raúl-, ¿de qué crímenes me estás
hablando?
-De los crímenes de este pueblo-dijo Nuria-, la
muerte del alcalde, de José, de Margarita, y de una chica que vivía
en esta casa.
-No sé de lo que me estás hablando-dijo Raúl
levantándose.
Nuria le cortó el paso.
-Creo que sabes más de lo que dices-dijo Nuria-,
como que Margarita no era mi madre. Sé que a mi madre la maté yo.
Raúl se quedó en blanco.
-De acuerdo-dijo Raúl-, te lo contaré. Tu madre se
llamaba Margarita. La mujer que ha estado con nosotros se llamaba
Victoria. La he querido mucho, pero no era tu verdadera madre. Y no
sé nada de ningún crimen porque todo han sido accidentes.
Raúl salio del salón. Nuria decidió subir a la
habitación de Margarita. Se puso a rebuscar hasta que debajo del
colchón encontró una carta con aquel símbolo, aquel clavo partido
por la mitad.
Nuria abrió la carta y descubrió que era del
asesino. Ella se había mudado a Almoharín por una amenaza, quería
que Nuria estuviese en el pueblo. Nuria se guardó la carta y salio
de la casa.
Mientras, Tania estaba fatal. Su depresión crecía
cada vez más. Tenía un secreto que no podía ocultar más, pero no
lo podía contar. Esa noche quedó con Andrés.
-Andrés-dijo Tania-, se lo voy a contar a Raquel.
-¿Cómo?-dijo Andrés sujetándola por el cuello-,
como se te ocurra decir algo te mato, y sabes que soy capaz. Mi
familia lleva mucho en esto.
-Raquel no-dijo Tania-, ella no es como tú.
-Pero lleva mi sangre-dijo Andrés-, algún día
también lo será. Como se te ocurra decirle a Raquel que soy su
padre, le harás compañía al alcalde.
-De acuerdo-dijo Tania yéndose a su casa.
Andrés se metió en su casa. Pablo había oído la
conversación. Esa noche, Pablo llamó a todos menos a Sandra. Se
reunieron en el escondite del primer túnel.
-¿Para qué nos ha dicho que viniéramos?-dijo
Raquel-, ¿y Sandra?
-Antes de eso-dijo Nuria-, he descubierto una carta
de mi falsa madre. Ella se mudó aquí conmigo y con mi padre para
que yo muriese. El asesino me quiere a mí.
-Es demasiado importante lo que tengo que decir
Nuria-dijo Pablo-, mi padre está detrás de esto.
-¿Tu padre?-dijo Raquel-, ¿un cepot?
-Sí-dijo Pablo-, ha amenazadazo a tu madre. Y ha
dicho que mi familia lleva tiempo en esto. Creo que Sandra podría
estar también con ellos.
-¿Tu eres gilipollas?-dijo Toni-, ¿cómo va a hacer
Sandra una cosa así?
-Sé que es difícil de creer-dijo Pablo-, pero lo
podemos averiguar. Además he descubierto que tengo una hermanastra.
-¿Cómo?-dijo Nuria-, ¿quién?
-Raquel-dijo Pablo.
Raquel se quedó en blanco.
-¿Yo?-dijo Raquel-, te has vuelto loco.
-He oído como se lo decía mi padre a tu madre-dijo
Pablo.
-Voy a hablar con ella-dijo Raquel.
-¡No!-dijo Pablo-, si lo haces ya puedes dar a tu
madre por muerta. Tenemos que averiguar si Sandra es un cepot o no.
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