Eran las 17:00 de la tarde. Raquel iba escuchando música de su mp3
mientras miraba al cielo. Era una chica de 17 años no muy alta, de pelo largo
moreno con los ojos azules. Estaba algo mal ya que sus padres la habían
obligado a mudarse con ellos al pequeño pueblo de Almoharín. A las 18:00 el
coche había cruzado la entrada del pueblo.
El pueblo tenía en total 22 chalets pequeños, una iglesia y un lago
enorme. El pueblo tenía sólo 34 habitantes. Raquel se bajó del coche cuando
paró y observó desde fuera su nueva casa: era un pequeño chalet pegado a otro
de igual tamaño.
-Este es nuestro nuevo hogar-dijo Enrique, el padre de Raquel-, ¿te
gusta José?
José era el hermano pequeño de Raquel, tenía 8 años y era muy tímido.
-No está mal-dijo José-, pero prefiero la otra casa.
-Lo mismo digo-dijo Raquel-, ¿cuándo nos vamos?
-¿Otra vez con lo mismo?-dijo Enrique-. Raquel, tienes que
acostumbrarte a que este es tu nuevo hogar.
-Acostúmbrate tú-dijo Raquel-, yo en cuanto pueda me largo.
Raquel rodeó la casa perdiéndose de la vista de sus padres. Mientras
andaba, sin pensar a donde iba, se metió dentro de un pequeño charco. Se fijó
en que, delante de ella, había un enorme lago, y al fondo una especie de casa
enorme que no se veía bien.
-Es una fábrica-dijo alguien.
Raquel se giró y pude ver a un chico moreno, simpático y atractivo.
-Soy Toni-se presentó-, ¿eres nueva?
-Sí-dijo ella-, soy Raquel. Encantada. ¿Qué hay en esa fábrica?
-Ahora no puedo hablar de eso-dijo Toni-, esta noche a las 00:00
quedamos aquí.
-Vale-dijo Raquel-, hasta esta noche.
Raquel pudo ver como Toni se iba, y decidió volver a su casa sin saber
que alguien la estaba observando.
Llamó al timbre y le abrió su hermano.
-¿No te has ido?-dijo José.
-No-dijo Raquel-, he vuelto.
Raquel entró a la cocina y pudo ver a sus padres junto con otro hombre
de unos 38 años.
-Es Andrés-dijo Tania, la madre de Raquel-, el vecino de al lado. Sus
dos hijos están en el salón.
Raquel se dirigió al salón y vio a un chico y a una chica de más o
menos su edad.
-Hola soy Pablo-dijo el chico. Era un chico alto, de 18 años.
-Hola yo soy Sandra-dijo la otra chica. Era una chica mediana de unos
16 años.
-Encantada yo soy Raquel.
Raquel se sentó con Pablo y Sandra.
-¿Tú te querías venir a vivir aquí?-dijo Sandra.
-Yo no-dijo Raquel-, mis padres me han obligado. Jamás había oído
hablar de este pueblo.
-Nosotros tampoco-dijo Pablo-, no vive casi nadie, y son todos muy
callados.
-Todos no-dijo Raquel-, hoy he conocido a un chico que vive aquí. He
quedado a las 00:00 con él, ¿os venís?
-¿A las 00:00?-dijo Sandra-, no puedes. ¿No te han dicho la normativa?
-¿Qué normativa?-dijo Raquel.
-A nosotros nos la ha dicho nuestro padre, que vivió aquí de niño-dijo
Pablo-, a partir de las 22:00 está prohibido salir de las casas.
-Vaya tontería-dijo Raquel-, yo pienso salir. He quedado con Toni y me
tiene que contar algo importante.
-Vamos contigo-dijo Pablo.
A las 23:55 Raquel salio de su casa mientras que, Pablo y Sandra
hacían lo mismo. Pudieron ver como el único barrendero del pueblo vigilaba las
calles por orden del alcalde.
Llegaron a la orilla del lago.
-Aquí no hay nadie-dijo Pablo.
-¿Me habrá tomado el pelo?-dijo Raquel.
En ese momento alguien se acercó a ellos y agarró a Sandra tapándole
la boca para que no gritase.
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